Vino Tinto Métafora: Metáfora, acrónimo de las palabras Mencía y ánfora, es un vino de elaboración artesanal y mínima intervención procedente de cultivo orgánico. Nuestra interpretación más pura de la variedad.
Tras un ligero pisado tradicional, fermenta en contacto con el raspón en recipientes abiertos de pequeña capacidad. La maceración de los hollejos se realiza con la técnica de bazuqueos, que nos garantiza una delicada extracción. Para preservar la identidad del vino, la crianza se lleva a cabo en ánforas de terracota durante 5 meses.
750 Botellas.
Diseño: La etiqueta minimalista, dota de cierto misterio, inteligencia y atracción al vino.
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Aurelio Feo Viticultor: “El auténtico vino de Garaje del Bierzo”
En nuestra bodega familiar situada en San Andrés de Montejos, entre castros pre-romanos y a los pies del camino de Santiago, contamos con una larga experiencia en la elaboración de vinos, tradición cultivada durante 5 generaciones y que ahora ponemos a su alcance a través de nuestros vinos, de los que estamos seguros que disfrutará. Mimamos nuestra uva Mencía, reina de la denominación de origen Bierzo, en 5 hectáreas de viñedo propio, con edades comprendidas entre los 60 y 110 años ubicados a unos 550 metros de altitud, en terruños arcillo pedregosos o pizarrosos, donde desarrollamos una viticultura sostenible y respetuosa con el medio.
Identificados con nuestra tierra, tratamos de ser honestos con la herencia que hemos recibido, interviniendo lo mínimo posible, respetamos la variedad y creamos los vinos que nos gustaría beber, vinos reconocibles, de calidad y sin artificios.
– Buenas, quería ver a Aurelio.
– Pues tendrá que ir a la viña. Yo le indico el camino, mire…
Más o menos este puede ser el diálogo que puedes mantener de inicio si llegas a San Andrés de Montejos buscando al alma mater de este proyecto tan personal y único. Porque Aurelio Feo vive para la viña. Es consciente de que el vino se empieza a hacer en una mañana de enero en el momento en que la tijera de podar elige el pulgar que va a dar la mejor uva. Desde entonces, todo es un proceso de mimo que le hace recorrer decenas de veces el mismo vallado (o gavia) de cepas buscando la vara traviesa que hay que atar o cortar, el racimo de más que hay que eliminar, la hoja que avanza una posible enfermedad, el envero que anticipa una cosecha singular, la planta que hay que recuperar o injertar, el papel que ha traído el viento de otra finca menos limpia, el nido de pájaros que en las lindes cierra el ciclo de la vida…
El vino que olemos y apuramos en un minuto tiene una historia que nace nueve meses antes de la fecha de la cosecha que está impresa en la etiqueta. O más, porque las cepas que Aurelio cultiva con paciencia de japonés con sus bonsáis, son fruto de más de cien años de vida, con sus calamidades y sus años buenos, con sudores antiguos que han cimentado una trayectoria familiar que hacen, sí, al final de todo, un vino único.
El vino es enología y bodega, claro que sí, pero la base está en la viña, por eso Aurelio se llena de humildad y se declara viticultor. Un viticultor que hace un vino fantástico porque la materia prima ha salido de su alma. Cuando bebas un Buencomiezo o un Cruz de San Andrés, sabrás de qué te hablamos. Disfrútalo con el respeto a cinco generaciones que han trabajado el mismo terroir y la moderación que se le supone a la gente sabia.