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El amor por la tradición y los procesos artesanales
NUESTRA BODEGA NACE DEL AMOR
Del amor por la naturaleza, del amor entre Celia y Paco, del amor al vino. Del sueño de una pareja de locos enamorados por conseguir un vino único y de la odisea en la que embarcaron a toda su familia.
En esta zona donde Celia y Paco se conocieron es característico el lapis specularis, un yeso cristalizado que usaban los romanos en la antiguedad a modo de cristal para sus edificaciones y decoraciones. En homenaje a esas calzadas que pasaban por este lugar para transportar el mineral, decidieron bautizar la bodega como Calzadilla.
Y es que el camino para elaborar nuestros vinos no ha sido nada fácil: empezamos con unas pocas vides, experimentación, esfuerzo y alegrías, pero también mucho vino tirado por el sumidero, ya que desde el inicio se pretendía conseguir un vino excelente. Y eso se consiguió a través de muchas pruebas e infinitos errores.
En 1992 salió al mercado el primer vino de Calzadilla. Poco a poco el viñedo y la bodega fueron creciendo manteniendo siempre nuestro peculiar enfoque: la total libertad en el proceso que implica que las decisiones que tomamos sean arriesgadas pero es lo que nos permite hacer algo auténtico y único.