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El secreto de esa riqueza de sabores es mucho más palpable que las leyendas románticas que pueblan la historia de la sierra del Montsant. Los vinos Can Blau combinan con el don de un nigromante uvas dispares.
De los valles arcillosos se cosecha la uva Cariñena, rica en taninos. En los abruptos relieves de roca caliza crecen los sabrosos racimos de Syrah. Hay además un Priorato de pizarra antigua y oscura, que ve brotar la uva Garnacha. El hechizo que produce el encuentro de las tres variedades en diferentes proporciones, solas o con otras, da lugar a los tintos que elabora Cellers Can Blau.