¿Qué es la sidra de hielo?
La sidra de hielo es una bebida de gran prestigio internacional, reconocida por su alta calidad y sabor único. Originaria de Quebec, Canadá, esta variedad de sidra se elabora aprovechando las bajas temperaturas invernales de la región.
El proceso de elaboración de la sidra de hielo comienza con la recolección de manzanas maduras en óptimo estado de madurez. Estas manzanas son cuidadosamente seleccionadas y luego congeladas para preservar su frescura y jugosidad. Una vez congeladas, se procede a prensarlas para extraer el mosto, que se caracteriza por ser rico en azúcares naturales.
El mosto obtenido se fermenta utilizando levaduras seleccionadas específicamente para este tipo de sidra. Durante este proceso de fermentación alcohólica, los azúcares presentes en el mosto se convierten en alcohol, y se desarrollan los característicos aromas y sabores que hacen de la sidra de hielo una bebida única.
Después de la fermentación, la sidra de hielo se somete a un periodo de maduración de tres meses en barricas de roble, donde adquiere mayor complejidad y se suaviza su sabor. Este proceso de maduración en barricas permite que los diferentes componentes se integren y se desarrollen notas sutiles y elegantes.
Una vez finalizada la maduración, la sidra de hielo se filtra y se embotella, lista para ser disfrutada por los amantes de esta delicada y exquisita bebida. Su sabor dulce, aromático y equilibrado la convierte en una opción ideal para maridar postres, quesos suaves y momentos especiales.
La sidra de hielo es un verdadero tesoro de la enología, cuyo proceso de elaboración meticuloso y la utilización de manzanas congeladas de alta calidad garantizan una experiencia sensorial única en cada sorbo.
NOTA DE CATA
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Desde el primer vistazo, la sidra de hielo cautiva con su color amarillo dorado, sus brillantes reflejos y su lágrima gruesa y persistente. En nariz, se despliegan aromas varietales de manzana verde y madura, junto con matices de frutas blancas como el melocotón y la ciruela. A medida que se va desarrollando, se revela un delicado aroma a flores blancas, añadiendo aún más complejidad a la experiencia.
En boca, la sidra de hielo despliega un gran volumen y una textura cálida y voluptuosa. Su entrada dulce, resultado de su alto contenido en azúcar residual, da paso a una potente y refrescante acidez que equilibra la experiencia. En el centro de la boca, se aprecian intensas notas cítricas como el limón, la mandarina y la naranja, realzando la frugalidad del conjunto. El final es infinitamente largo y persistente, dejando una huella frutal duradera en el paladar.
La intensa dulzura de la sidra de hielo la convierte en un acompañante perfecto para quesos grasos o maduros, así como para platos que incluyen foie de pato u oca. También armoniza a la perfección con postres poco dulces en los que predomina la fruta, realzando sus sabores y creando una sinfonía de sensaciones en el paladar.
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