Chouffe se traduce como gnomo en el dialecto valón. Algunos escépticos asumirán inmediatamente que el nombre de la cervecería y de la cerveza vienen estrictamente del nombre del pueblo, Si bien eso puede ser cierto, la región también tiene fama de haber sido el hogar de una colonia de gnomos que una vez preparó suficiente cerveza para mantener a toda la nación Belga bebiendo todo el año.
La cerveza fluía directamente de un manantial en los bosques de Cedrogne, cerca del lugar secreto de reunión de los Caballeros Templarios antes de las cruzadas. Esta área todavía se conoce hoy como el valle de las hadas.
Con el tiempo, la zona fue devastada por la gran plaga y muchos pueblos de la región desaparecieron por completo. Se produjo un hundimiento de tierras y los Enanos de Achouffe quedaron enterrados vivos. La gran cervecería goblín dejó de producir cerveza y los residentes de Bélgica se vieron obligados a preparar su propia cerveza.
En 1978, el enano superviviente solitario visitó a los cuñados Bauweraerts y Gobron y les enseñó la receta para La Chouffe de oro. Gobron, el maestro cervecero, dejó su trabajo diurno en 1982 y montó la pequeña cervecería. En homenaje a A.Chouffe, se comprometieron a incluir su imagen en cada botella de la cerveza que vendiesen. Hasta el día de hoy, los tours de la cervecería incluyen un homenaje al gnomo.
Gobron y Bauweraerts, que desde entonces han dejado a Duvel para fundar la cervecería Lupulus, han sabido dedicar compromisos enteros a la tradición del gnomo. Pero la cerveza es inhumanamente deliciosa.
La Chouffe, una afición que se convirtió en un éxito
Un buen día, en el garaje de la suegra de Chris, ambos deciden crear la suya propia.
El resultado de tan espontáneo plan fue el nacimiento de Cerveza la Chouffe, una cerveza belga de alta fermentación (supera los 8 grados), rubia dorada de sabor afrutado y con toques de lúpulo y especias.
Una pale ale en toda regla, no filtrada y refermentada en botella con corcho. Una delicia que evoluciona a lo largo del tiempo, aunque al tratarse de una rubia recomendamos que la tomes joven.
Lo primero que nos llama la atención, antes de saborearla, es el duende que aparece en su chapa y en su etiqueta. Precisamente eso significa la palabra chouffe en dialecto valón.
En cuanto a maridaje, es una cerveza que combina perfectamente con picoteo ligero, como por ejemplo quesos tiernos o semicurados y embutidos.
Al realizar su segunda fermentación en botella y no estar pasteurizada, esta cerveza va dejando un ligero poso de levadura en el fondo del recipiente y ayuda a digerir la comida. Y si te lo estabas preguntando, sí, Cerveza la Chouffe es una genial compañera para postres, debido a su toque afrutado y ligeramente especiado.
Una cerveza polivalente, fácil de beber y, por su puesto, de recordar ahora disponible en nuestra vinoteca Vinopremier de Madrid de la C/ Francisco Silvela 25.
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