Amantes de la buena bebida, espero hayáis tenido un día excepcional. De nuevo vengo con más datos y anécdotas curiosas de nuestro querido vino. En esta ocasión les hablare de una denominación de origen que tiene una historia muy curiosa y vinos que sin duda debes incluir en tu lista. Una de las principales características que definen a la D.O. Navarra es la gran diversidad de paisajes y climas que se dan en los más de 100 kilómetros que separan el norte de la zona, situada en las cercanías de Pamplona, del sur, enclavada en la ribera del Ebro y es que en Navarra se produce una situación excepcional, prácticamente única en la Península Ibérica.
La confluencia de los climas atlántico, continental y mediterráneo. La cercanía del Cantábrico, la influencia de los Pirineos y la bonanza del valle del Ebro permiten esta variada climatología.
Circunstancia que marca profundamente el paisaje navarro, asentado en todo tipo de ecosistemas y situaciones de cultivo: laderas, riberas, mesetas, llanuras, y que definen 5 áreas de producción: Baja Montaña, Valdizarbe, Tierra Estella, Ribera Alta y Ribera Baja.
No hace mucho tiempo un equipo de investigadores identificó en Navarra plantas de la primitiva y original “vitis silvestris”. En pocos lugares del mundo se ha registrado este material vegetal cuya antigüedad puede cifrarse en cinco millones de años. Los primeros testimonios documentados del cultivo de la vid y la elaboración de vino en Navarra proceden de la época de la dominación romana. En la Edad Media con la creación de los primeros monasterios, en el siglo IX y X, y con el inicio del Camino de Santiago propiciaron progreso de las viñas. De manos de los peregrinos llegaron nuevas variedades viníferas a Navarra y la renovación de las técnicas en la elaboración del vino tuvo en los claustros monacales su más importante centro de propagación.
En el siglo XIV Navarra era ya una importante productora y exportadora de vino. El siglo XIX fue el de más auge en la viticultura navarra y a la vez el más catastrófico. La aparición de la terrible filoxera en Francia a partir de 1856 hizo que, ante la destrucción del viñedo del país vecino, en Navarra se produjera una auténtica explosión del cultivo y de la exportación de vinos al país galo. Pero pocos años después también la filoxera llegó y arrasó el viñedo navarro. De las 50.000 hectáreas en cultivo en Navarra quedaron destruidas 48.500.
Tras esta catástrofe, surgió la iniciativa para la reconstrucción de todo el viñedo español. Impulsados por la Diputación Foral, se pusieron en marcha los viveros de nueva planta resistente a la filoxera para abastecer a los viticultores navarros y a cuantos, de toda España, solicitaban las nuevas variedades de pie y vinífera.
En la actualidad Navarra cuenta con 11.000 hectáreas repartidas en las cinco zonas de producción vitivinícola.
Evolución de los vinos con D.O. Navarra
Si bien durante mucho tiempo fue una región conocida solamente por sus vinos rosados, en las últimas dos décadas el vino navarro ha iniciado una evolución que lo ha transformado totalmente y no ha dejado de dar sus frutos.
Primero, en los años ochenta se introducen variedades foráneas como la blanca chardonnay, y las tintas cabernet sauvignon y merlot, que empezarán a convivir con las tradicionales viura, tempranillo y garnacha (Las consentidas de la zona). Variedades muy bien adaptadas a la región que, sin arrinconar el siempre vivo potencial de las uvas tradicionales de Navarra, han ido a la búsqueda de una nueva expresión.
Después, en los años noventa con la entrada en escena de un puñado de inquietos bodegueros dispuestos a dar un vuelco a la situación, desde la exigencia y la experimentación y con la calidad como objetivo. Nombres propios que desembarcan trayendo nuevos aires y un revolucionario concepto enológico, al tiempo que se erigen como dignos sucesores de lo mejor de la tradición vinícola de la zona. Un fenómeno que no cesa y que se traduce en la actualidad en la incorporación de nuevas bodegas con proyectos basados en el terruño y la originalidad.
Gracias a todas estas condiciones naturales y humanas, los vinos D.O. NAVARRA ofrecen un amplio abanico de posibilidades, vinos para todas las ocasiones y todos los gustos, adaptados a un consumidor que busca experimentar nuevas sensaciones o rememorar momentos agradables, justo como nosotros.
Por cierto me inspire bastante para escribir esta nota después de probar un Cátulo ecológico, 100% garnacha y por supuesto D.O NAVARRA y así fue como descubrí un pequeño universo del vino en donde cada quien puede encontrar su propio estilo y todo en una sola región.
Así que os invito a redescubrir y formar parte de su renacimiento.