Cuando hablamos de un vino de autor nos referimos a aquel que ha sido producido y personalizado por quien lo ha elaborado: el enólogo.
Vino de autor
Las pautas que han regido en su elaboración son el gusto y el criterio de su autor, dejando de lado aquellas normas impuestas por el Consejo Regulador de cada una de las Denominaciones de Origen.
Los vinos de autor nos proporcionan una expresión plena de las características de la variedad de uva selecionada, las condiciones climatológicas de la zona y el terruño donde se aloja la vid. Además, hay que añadir que los vinos de autor tienen una característica singular: se elaboran en pequeñas partidas para garantizar un control exhaustivo y la máxima calidad.
La singularidad del enólogo produce una obra integrada, única e inimitable, en la que se plasman sus conocimientos técnicos, vivencias, estilo y personalidad. Tiene completa libertad creativa para jugar con los colores, aromas y sabores como si de una obra de arte se tratase.
Estas creaciones van dirigidas, en su mayor parte, a amantes del buen beber en búsqueda de productos muy exclusivos. Sin embargo, a pesar de tener una libertad creativa total, para ser considerado un vino de autor ha de regirse por una serie de normas de compromiso como:
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- Calidad: todos los vinos son analizados y degustados por un conjunto de profesionales de la vitivinicultura.
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- Cantidad: por tratarse de partidas únicas y exclusivas, no deben de ser inferiores a 2.000 ni superiores a 25.000 unidades.
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- Trazabilidad: cada autor puede contar y detallar minuciosamente todo el proceso de creación de su obra.
En este caso, tenemos que destacar la labor de la Bodega Antonio Arraez, no se trata de una bodega boutique, y tampoco llega a ser una bodega mediana. Pero su capacidad y propuesta son de respetar por su clara visión comercial, con una propuesta bastante innovadora y diversa, con precios muy razonables, y una venta selectiva (no se vende en supermercados). Es aquí donde reside la fórmula de su éxito.
