Hendrick´s nace en 1999 de un maestro destilador escocés, que inició en el mundo de los licores de la mano de grandes whiskies.
Gracias a sus atentos cuidados, debemos algunos grandes wiskis como Glenfiddich o Grant´s. Hendrick´s tiene varias características únicas, entre otras que es el fruto de la fusión de los licores destilados en dos alambiques paralelos, maestralmente combinados para dar este sabor inconfundible.
Por un lado se tiene el alambique original que en 1886, William Grant construyó en su primera destilería. Por otro lado la destilería adquirió y reconstruyó un alambiques Carter-Head Still, de los cuales hay sólo un pequeño número en el mundo (cuatro).
Los dos alambiques son capaces de producir dos estilos sorprendentemente diferentes de ginebra debido a su diferente diseño y los métodos de destilación aplicados en cada uno. El alambique original de Willian Grant, es cargado con alcohol neutro y la receta especial de los elementos botánicos, junto con un poco de agua.
Se deja reposar durante 24 horas y se inicia el proceso de extraer el sabor de los ingredientes a través de la cocción. Se calienta por medio de una camisa de vapor externa, al hervir el líquido. Cuando la olla empieza a hervir, el vapor se mueve hacia arriba hasta entrar en contacto con el condensador, donde los vapores se vuelven de nuevo a líquidos y se recoge la primera destilación, que puede mostrar un licor de altísima graduación, tan alta como 92% de alcohol.
A continuación se progresa en una disminución gradual, a medida que progresa la destilación. Una vez que se termina todo proceso, el licor que se recoge mostrará una concentración de, aproximadamente, 75% de alcohol y será un líquido de carácter pesado, aceitoso con un fuerte sabor a enebro y pepino, ya que es el ingrediente diferencial en esta fase de cocción.
En contraste, el licor derivado del alambique Carter-Head será mucho más sutil, mostrando destellos de fragancias florales y dulces. El alambique Carter Head cuenta con una cesta donde se depositan los ingredientes , en la parte superior que permite obtener las esencias a través de un proceso de infusión (a través del vapor).
Sólo los sabores más ligeros, dulces y florales, son capaces de ser extraído por este método. En la destilación se aprovecha esta característica obteniendo la esencia de rosas por este método, que da a este licor su carácter distintivo.
Una forma única en su momento, que actualmente siguen muchas ginebras. La ginebra Hendrick´s se termina con la mezcla de estos dos licores, que teniendo la base común del enebro y los botánicos, aportan por separado la esencia de pepino y pétalos de rosa.
Para controlar el nivel de calidad, Hendrick’s elabora pequeñas remesas de 450 litros, cuando para mantener el sello de producción limitada podrían producir hasta 1.000 litros en cada destilación. Es una ginebra compleja y aromática. Con un alcohol muy bien integrado, se pueden distinguir notas florales de rosa entre cítricos con matices semejantes a la naranja amarga.
De fondo, el enebro hace contrapunto con el pepino. Es una ginebra suave, de persistencia media, que deja notas especiadas, terrosas y florales. El envase también es especial, líneas puras y oscuras, como de frascos de farmacia antigua, pero que le aportan gran modernidad. Este tipo de botellas son perfectas para el mantenimiento de las esencias y elementos botánicos de los líquidos que contienen. Vale, tenemos la ginebra ¿pero con que la tomamos?
La consolidación del reinado del gintonic como bebida ha catapultado a su brebaje consorte, la tónica, a un indisoluble éxito. Aunque las nuevas marcas de tónica invaden los estantes de los bares de copas y algunas de las más tradicionales (schweppes, fever tree, etc.) se reinventa con nuevos formatos, sabores, matices….En este caso recomendamos una tónica con solera y saber hacer, que se obtienen con años de historia y buen trabajo, como es el caso de la Tónica Abbondio.
Muestra un carbónico extraordinariamente delicado, la teoría de la burbuja que se rompe y a necesidad de utilizar una cuchara de Gin-tonic, cobra todo su esplendor en este caso. Muestra un excepcional equilibrio cítrico, que viene a contrarrestar la amargura de la quinina; un fino azúcar de caña aporta la dulzura que completa la fórmula. Evidentemente, un bastoncillo de pepino (no rodaja, que el pepino no es tan permeable como los cítricos) y mucho hielo!