Todo comenzó con el dueño de un restaurante que siente una gran pasión por el vino.
Le encantaba experimentar y descubrió que airear un vino no siempre es beneficioso. Pensó en maneras de verter vino sin airearlo y en su búsqueda utilizó a sus clientes como panel de prueba.
Pronto descubrió que sus clientes podían establecer claramente una diferencia entre el vino vertido con y sin aireación. Después de llegar a esta conclusión, contactó con Vacu Vin y así nació la idea del Slow Pourer y comenzó el viaje.
Debido a que los vinos más antiguos ya contienen una cantidad suficiente de oxígeno saturado, no es necesario airearlos. Esto se debe a que el oxígeno ingresa al vino a lo largo del tiempo mientras permanece en la botella, a través del corcho. Por lo tanto, verter estos vinos añejos de la manera habitual, es decir, exponiéndolos al aire al verterlos en una copa, agregaría aún más oxígeno a la mezcla.
Esto podría alterar el perfil de sabor y aromas del vino de una manera no deseada, afectando su carácter y complejidad. En lugar de eso, al manipular vinos antiguos, se debe tener cuidado para preservar sus cualidades únicas, sirviéndolos con delicadeza y evitando una aireación excesiva que pueda comprometer su integridad.
Es importante reconocer que los vinos más viejos requieren un tratamiento especial para garantizar que se disfruten plenamente, sin afectar su calidad y carácter distintivo.
En algunas ocasiones, el oxígeno es deseable y en otras no. Después de abrir una botella, puede ayudar a que el vino «respire» girándolo en la copa o decantándolo para exponerlo al oxígeno. Esto ayudará a desarrollar la paleta de sabor, suavizar el sabor y dejar que el vino se abra. Esto va especialmente para vinos jóvenes y de mediana edad.
Cuando se trata de catar vinos más antiguos o delicados, es crucial evitar una exposición excesiva al oxígeno, ya que esto podría alterar su perfil de sabor y aromas de manera negativa.
Es aquí donde entra en juego la importancia de verter el vino lentamente. Hemos descubierto que la solución para este problema radica en verter el vino lo más lentamente posible.
Es por eso que nuestro vertedor lento, como el Slow Pourer, realiza una función opuesta a la de un aireador.
En lugar de introducir rápidamente oxígeno en el vino, el vertedor lento permite un vertido controlado y suave, reduciendo la exposición al aire y preservando así la integridad del vino.
Esta técnica de vertido lento es especialmente beneficiosa al tratar con vinos más antiguos o delicados, ya que garantiza una experiencia de cata óptima al mantener intactas las cualidades y características únicas del vino.
Slow Pourer funciona de dos maneras. Primero, una pajita delgada guiará gradualmente el aire hacia el fondo de la botella. Esto es diferente a un vertido normal, donde el aire es aspirado a través del cuello de botella y hace girar el vino con firmeza. En segundo lugar, el vino se vierte a través de un tubo directamente al fondo de la copa.
El vaso se llena con la menor cantidad de remolinos posible. Es como ver que una bañera se llena lentamente con agua. No te apresures aquí, solo disfruta el momento del vino llenando tu copa.
La aireación excesiva de un vino puede alterar su perfil de sabor de manera negativa, conduciendo a una experiencia gustativa desagradable donde los sabores se vuelven planos y se perciben toques de frutas cocidas. Sin embargo con el uso de un dispositivo como el Slow Pourer, se puede tener un control preciso sobre la cantidad de oxígeno que se introduce en el vino.
Esto brinda la oportunidad de experimentar con el sabor del vino, ya que se puede verter y beber de inmediato para una experiencia más fresca, o se puede optar por esperar un momento y observar cómo se desarrollan los aromas y sabores con la exposición al aire.
Con el Slow Pourer, los amantes del vino pueden disfrutar de una experiencia de cata más personalizada y adaptada a sus preferencias individuales, evitando los posibles efectos negativos de una aireación excesiva.
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