En el barrio de Bodegas de Ollauri, tres antiguos edificios y una espectacular trama de calados subterráneos alojan Bodegas Ollauri – Conde de los Andes.
Están en el corazón de Rioja Alta, a poca distancia de Haro y Briones, en un municipio pequeño y de larga historia vitivinícola, como atestiguan sus casas solariegas de los siglos XVII y XVIII.
Desde 2014, esta bodega asume el legado de la antigua casa Paternina y de la marca histórica Conde de los Andes, uno de los grandes nombres de la elaboración y la cultura del vino de Rioja.
Hoy, de la mano de la familia Murúa, Bodegas Ollauri-Conde de los Andes retoma una tradición que se remonta varios siglos atrás. Fue en 1894 cuando Federico Paternina creó la moderna bodega donde sus antepasados hacían y guardaban vino desde el siglo XV.
Bodegas Ollauri-Conde de los Andes es la suma del respeto por el patrimonio histórico, el compromiso con la custodia de cientos de miles de botellas de añadas antiguas y la renovación que simboliza la actual gama de vinos.
Procedentes de pequeñas parcelas de viñedo viejo plantadas en parajes altos, representan una nueva interpretación del vino de la Rioja Alta bajo la marca recuperada Conde de los Andes.
CINCO SIGLOS DE HISTORIA EN UN KILÓMETRO
Caminando por sus pasillos repletos de historia, podemos contemplar fundamentos hechos con enormes piedras de sillería y detalles arquitectónicos de estilo mudéjar.
Las bodegas de Conde de los Andes son el entramado subterráneo más impresionante de la Rioja. Por su antigüedad, por su arquitectura y por su extensión de cerca de un kilómetro y medio lineal.
Los calados de Ollauri se empezaron a abrir a finales de la Edad Media. En el siglo XVII se inició la excavación de los famosos calados cuadrados, a cargo de canteros gallegos. En la actualidad toda esta obra es un prodigio de conservación.
Una joya histórica de enorme valor patrimonial que sorprende por su combinación entre el carácter icónico y el sentido práctico. Hoy, siguen descansando en sus profundidades botellas de cosechas míticas como las de 1892, 1918, 1948 o 1964.
VINOS CONDE DE LOS ANDES
- VINO BLANCO CONDE DE LOS ANDES
Amarillo tenue, con reflejos dorados.
Compleja y equilibrada, con notas frescas de frutos cítricos y notas más suntuosas de flores blancas, vainilla y toques tostados de la maduración en roble.
Estructurada y a la vez muy fresca gracias a su equilibrada acidez.
- VINO TINTO CONDE DE LOS ANDES
Rojo cereza de gran intensidad claro y brillante.
Aromas de frutos rojos, ciruelas maduras y matorral de sotobosque.
Sabroso estructurado y muy fresco, con un final persistente y atractivo. Un sabor serio y muy bebible.