En pleno corazón de la Denominación de Origen Toro, donde las tierras arenosas se visten de historia y sol, nace uno de los proyectos vinícolas más apasionantes y auténticos del panorama español actual: Pago de Marinacea. Una bodega que no solo elabora vino, sino que embotella generaciones de tradición, amor por la tierra y respeto por los procesos naturales.
Una historia familiar que fermenta desde generaciones
Detrás de Pago de Marinacea hay algo más que uvas y barricas. Hay una historia de raíces familiares profundas. Las viñas fueron heredadas desde los bisabuelos de Pilar, esposa de José Ballesteros, el creador de este emocionante proyecto. En Toro, como es tradición, muchas casas cuentan con su propia bodega bajo tierra, y durante décadas la familia elaboró vino para consumo propio y vendió parte de la uva a las bodegas del pueblo.
Pero todo cambió en 2015, cuando José, motivado por su pasión y el ánimo constante de amigos y familiares, decidió dar el gran paso: transformar ese vino casero en una joya digna de compartir con el mundo. Así nació la marca Pago de Marinacea, hoy sinónimo de excelencia y autenticidad en la D.O. Toro.
Viñedos centenarios: la sabiduría de la tierra
Uno de los mayores tesoros de la bodega es su viñedo centenario, con cepas plantadas en vaso sobre suelos francos arenosos desde 1917. Estas vides, cultivadas de forma ecológica, sin intervención química y con un profundo respeto por la biodiversidad del entorno, producen uvas con una alta concentración de color, taninos nobles y una expresión aromática excepcional.
La variedad reina aquí es la Tinta de Toro, una cepa ancestral de Tempranillo perfectamente adaptada al clima continental extremo de la región, donde los veranos son cálidos y secos, y los inviernos, duros y crudos. Las cepas, al estar tan profundamente arraigadas, resisten al tiempo, conservan la memoria del viñedo y dotan a los vinos de un carácter inconfundible.
Vinos con identidad y personalidad
Cada vino de Pago de Marinacea es el reflejo de su origen y de una filosofía que prioriza el trabajo artesanal, el equilibrio natural y la paciencia del tiempo. A continuación, un recorrido por sus etiquetas más destacadas:

Verdejo
Un vino blanco vibrante de brillante color alimonado con reflejos verdosos. En nariz destaca por sus aromas maduros, afrutados, con notas tropicales de piña y fruta de la pasión, y recuerdos sutiles a almíbar. En boca es fresco, con buen volumen y acidez equilibrada, y un final ligeramente amargo que recuerda su origen varietal.
Ideal para maridar con pescados, arroces o simplemente para refrescarse con clase.

Roble
Proveniente de los viñedos de Las Brozas, La Jara y Lebratinos, con más de 50 años de historia. Vendimiado por parcelas, este vino pasa 9 meses en barricas bordelesas de roble francés, logrando una armonía perfecta entre fruta y madera.
Es un vino que combina la expresión de la Tinta de Toro con la elegancia de la crianza breve.
Perfecto para carnes rojas, quesos curados y platos de cuchara.

Crianza
Una joya nacida del viñedo centenario. La vendimia es manual, con selección grano a grano, seguida de una fermentación controlada en acero inoxidable y una crianza de 14 meses en barricas de roble francés.
El resultado es un vino estructurado, profundo, con taninos redondos y un final largo que permanece en la memoria.
Un vino para momentos especiales, ideal con guisos, carnes a la parrilla o platos de caza.

Reserva
La máxima expresión de la uva Tinta de Toro en pie franco, sin injertar. Un vino que fermenta lentamente a 27ºC para preservar su esencia, y que reposa durante 18 meses en barricas de roble francés.
Potente, complejo, con notas de fruta negra, especias, cacao y un fondo mineral que recuerda al terruño de origen.
Un vino que invita a la reflexión, perfecto para guarda o maridajes de alta cocina.

Sublime
El nombre lo dice todo. Un vino excepcional, elaborado a partir del viñedo más antiguo, plantado en marco real de 3×3 en 1917.
La fermentación se realiza con levaduras autóctonas, y la crianza sobre lías se prolonga 24 meses en barricas nuevas, seguido de un afinamiento de tres años en botella.
El resultado es una obra maestra: elegante, equilibrado, con capas y capas de matices que se despliegan lentamente. Un vino para los que buscan lo extraordinario.
Un proyecto con alma, sostenibilidad y respeto
Además de la calidad enológica, Pago de Marinacea destaca por su compromiso con el medio ambiente. Todos sus vinos se elaboran bajo prácticas ecológicas y sostenibles, respetando los ciclos naturales y apostando por métodos tradicionales, como la vendimia manual, la mínima intervención y el uso de levaduras autóctonas.
Es una forma de honrar el legado familiar y proteger un viñedo que ha resistido el paso de un siglo, sobreviviendo a cambios de generación, de clima y de cultura.
La expresión pura de Toro
En un mundo donde el vino a menudo se industrializa, Pago de Marinacea es un soplo de autenticidad. Es la demostración de que el alma de un vino no reside únicamente en la uva, sino en la historia que la acompaña, en las manos que la trabajan y en la tierra que la alimenta.
Este proyecto familiar ha logrado crear una colección de vinos que se sitúan entre los más elegantes, honestos y representativos de la D.O. Toro. Cada botella no solo cuenta una historia, sino que invita a formar parte de ella.